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Sinopsis[]
Llegó el euro es una aventura que trata como tema central la llegada del euro, y la aparición de una persona que falsifica billetes.
Tras una introducción en la que se habla de los trueques, las monedas, los billetes y el dinero en general, el Súper les dice a los agentes Mortadelo y Filemón que el euro va a ser la moneda vigente en breve, pero que hay un falsificador colando euros falsos.
El primer billete falso que les enseña es el de 10€, que lleva la imagen de una Geisha, lo cual hace sospechar al Súper que el falsificador es de Japón, así que envía a los agentes para allá, con un reactor, es decir, un rector de la Parroquia de San Guijuelo, pero Mortadelo oyó mal.
Tras un viaje en el que los agentes terminan colgando al cura de una estatua de Buda, llegan a Tokio. Tras un altercado en un taxi, ya que Mortadelo preguntó a un japonés donde estaba la policía, y el le respondió (en japonés): tu vete a la miel..., que fue lo mismo que le dijo al taxista.
Por fin llegan a la jefatura de policía, donde tras algunos problemas, logran hablar con el comisario jefe, que les dice que el falsificador podría ser Kemato-Tagüela. Le ordena al chófer, Sakudo-Kastaña, que les lleve hasta su guarida. Sin embargo, el coche era de los antiguos (un carro tirado por un cooli, en este caso, dos: Mortadelo y Filemón).
Mortadelo y Filemón no logran entrar, así que Mortadelo sienta a Sakudo en un carro y le empuja contra la puerta, logrando derribarla. Al entrar, se encuentran a Kemato, ex-falsificador de billetes, actual falsificador de bonsáis. Cuando vuelven a la jefatura, el comisario encuentra a Sakudo hecho un cristo, así que le ordena a Mortadelo que se haga el Hara-Kiri (Ya sabel, claval en baliga), así que Mortadelo clava la espada en la barriga... del comisario jefe, por lo que deben huir. Desafortunadamente, quien les lleva de regreso es un cura, que termina colgando de un árbol en un precipicio.
El Súper les enseña otro billete falso, el de 20€, que lleva la imagen de Chuarcheneger (aunque Mortadelo lo confunde con el ministro Cascos y Filemón con el presidente del Atlético), lo cual les hace sospechar que el falsificador es de los Estados Juntitos de América.
Los dos agentes se dirigen para allá en un Submarino, un barco apodado así porque se pasa más tiempo bajo el mar que encima. En el barco se toparán con otro cura, al que agredirán con alevosía. El barco hace aguas, así que Mortadelo y Filemón deben achicarla. Sin embargo, Mortadelo arranca un tornillo, que era el que juntaba los cachos de cuando se hundieron por última vez.